El blog de Araceli
martes, 31 de mayo de 2016
domingo, 29 de mayo de 2016
Mi clase de ética
La clase de ética este curso, impartida por el profesor
Enrique Mesa, ha sido sin duda uno de las asignaturas que más me ha gustado,
pues nunca la había cursado y ha sido un gran descubrimiento, pues gracias a
ella he aprendido en todos los aspectos.
Por un lado, he aprendido a actuar de mejor manera, a
resolver los problemas y a saber qué quiero en mi ida y cómo lo quiero,
argumentando basándome en mis ideas personales y no en lo que la sociedad
quiere. Además, he aprendido mucha cultura general, pensamientos y teorías de
filósofos y leyendas e historias tanto de la actualidad como del pasado. Todo
esto cobra un mayor interés por mi parte debido a la forma de explicar del
profesor, con clases de lo más amenas, con una gran participación de toda la
clase, explicaciones con ejemplos muy visuales y fáciles de entender, con una
forma de enseñar no muy habitual en los profesores, pues nos reímos
constantemente, aunque siempre hay momentos de seriedad en los que hay que
atender, pero por estos medios hace que nosotros tengamos muchas ganas de dar
esta clase, pues es una hora de aprendizaje de una manera diferente pero a la
vez muy formativa e interesante.
Por otra parte, hemos conocido también películas muy buenas,
más actuales o tradicionales, por medio de los exámenes que realizamos cada
trimestre sobre una de ellas, aprendiendo a analizarlas y a fijarse en detalles
importantes que nos pueden aportar alguna enseñanza o haciéndonos pensar.
Además, he podido expresar mis ideas por medio de los artículos en este blog o
por medio de Twitter.
En definitiva, he aprendido y disfrutado mucho con esta
asignatura.
¿POR QUÉ ÉTICA COMO ASIGNATURA?
Con la última ley educativa impuesta, la LOMCE, la
asignatura de ética desaparece del horario escolar de los alumnos de cuarto de
la ESO, pero, ¿qué me ha aportado a mí esta asignatura? ¿Por qué debe cursarse
en este año escolar?
Gracias a esta asignatura, ligada a la filosofía en gran
medida, los alumnos empezamos a tener una visión más crítica en todos los
aspectos, pues nos formamos como personas a nivel individual, pero también a
nivel colectivo, intentando entender el mundo
y la sociedad actual, de manera que podamos mostrar nuestras ideas con
argumentos lógicos. Además, es una asignatura que te hace reflexionar y pensar
sobre lo que realmente quieres para ti y para el resto, por medio de la
enseñanza de términos como moral o ética aplicados al presente pero basándonos
en pensadores y filósofos de otras épocas, los cuales nos aportan diferentes
ideas y puntos de vista, haciendo así que podamos crear y formar un “yo”
propio, empezando a introducir a los adolescentes en el “mundo real”, en el que
hay que hacer frente a diversos problemas, resolverlos de la mejor manera
posible siempre buscando la coherencia y los buenos argumentos. Por otra parte,
gracias a esta asignatura te planteas muchas de tus acciones, en función de
cómo se puede sentir el otro o qué es lo bueno y lo malo, dando como resultado
personas más comprometidas. Además de
todos estos valores, gracias a ella se aprende mucho cultura general e historia, pues los pensamientos de los
autores van ligados a ello, ampliando así el conocimiento del alumno, el cual
comenzará una nueva etapa con su entrada a bachiller, módulos o incluso a la
vida laboral.
Por todo esto, la asignatura de ética tiene que aparecer en
cuarto de la ESO.
sábado, 5 de marzo de 2016
¿Aborto?
El aborto ha sido un tema muy conflictivo desde hace años,
pues cuestiona si es el “asesinato” de una criatura o no, por lo que los
gobiernos han hecho leyes diversas apoyándolo o prohibiéndolo.
La Iglesia a lo largo de la historia ha sido una dura
crítica con el aborto, considerando que, desde el momento en el que se engendra
el individuo, es una persona, por lo que el aborto, siempre y cuando fuera
provocado, sería un asesinato en toda regla, quitándole la vida a uno de los
hijos que Dios ha decidido traer al mundo.
Sin embargo, desde mi punto de vista, el abortar de manera
artificial, siempre en manos de profesionales, es viable en ciertos casos, como
en el caso de un embarazo provocado por una violación, o en el que el feto
venga con problemas importantes evidentes que se observan antes de que el bebé
nazca, por medio de estudios genéticos o ecografías, que no le van a permitir
llevar una vida normal, siendo muy difícil, con una enfermedad que le haga daño
y sufra más en vida, al igual que los padres, los cuales tendrán que decidir si
realizarlo o no, ateniéndose a las consecuencias tanto de elegirlo como de no
elegirlo, pues puede ser una decisión que te cambia la vida por completo.
Por otra parte, no estoy de acuerdo con el aborto provocado
como método anticonceptivo, es decir, utilizado después de haber mantenido
relaciones sexuales sin protección alguna y provocando un embarazo no buscado,
sin cumplir las recomendaciones para no llegar a este punto. En esos casos, el
aborto no sería viable, pues ha sido una falta de la pareja, no de la genética
o por casos de embarazos por la fuerza y sin consentimiento.
Por todo ello, se debería hacer un estudio o recogida de
datos antes de permitir el aborto a cualquier persona en cualquier
circunstancia. No obstante, en muchos casos, hay un gran arrepentimiento tras
elegir el aborto como solución, pues muchas parejas o mujeres habrían podido
vivir y disfrutar con aquel hijo que se formó dentro de ellas.
domingo, 21 de febrero de 2016
¿Hay que respetar todas las tradiciones?
Hay y ha habido miles de tradiciones a lo largo de la
historia, pero, ¿se debe respetar aquella tradición que nosotros no
practiquemos?
Esta pregunta da
muchos quebraderos de cabeza a los gobiernos, pues muchas de las tradiciones son
permitidas o prohibidas por él. Pero una tradición es algo histórico, un
símbolo de un país, de una población, de una cultura o de una religión, por lo
que debería ser un medio de identificación de la nación o grupo. Sin embargo, muchas de estas tradiciones son
ofensivas, siendo crueles, buscando únicamente algún tipo de belleza y quitando
la dignidad a aquellos que lo practican, como la mutilación de geniales
femeninos que se realiza en algunas tribus africanas, el vendado de pies a las
niñas chinas para que no crezcan o el antiguo infanticidio en las tribus
esquimales. Estas tradiciones, desde mi punto de vista, deberían ser prohibidas
o reprimidas, pues causan dolor y se basan en antiguas creencias, mitos o
necesidades, que hoy en día se han desmentido.
No obstante, dentro
de las tradiciones, encontramos aquellas que no son perjudiciales para la vida,
aquellas relacionadas con la gastronomía, las fiestas, el folclore o los
rituales, que deben ser respetadas aunque no sea compartida, pues son marcas de
una comunidad. De esta manera, para hacer que perdure la historia en cada
sitio, deben ser impulsadas, pues estas son la identidad de un pueblo, de su
tipo de vida, de sus costumbres, todo ello influenciado por la historia, por
sus problemas o necesidades, por lo que también nos permite conocer el pasado y
entenderlo mejor, al igual que el presente.
Sin embargo, la defensa o rechazo a ciertas tradiciones,
como por ejemplo la tauromaquia, depende en gran medida de los pensamientos de
cada individuo o grupo, en función de su entorno, de sus vivencias, de su forma
de pensar, de su historia y de lo que se les ha inculcado. Por ello, la elección
de respetar o no las tradiciones en este caso es más complicada, pues a pesar
de que es una marca histórica de la nación, que produce el mantenimiento de una
especie como es el toro, puede surgir cierto rechazo por el espectáculo en sí.
En estos casos, depende de lo que uno crea o no crea.
En conclusión, todo aquello que sea dañino no debe ser
impulsado pues, aunque tú no lo practiques, hay gente que sufre por ello. Pero
todo aquello que no perjudique, aun no practicándolo, debe ser respetado.
domingo, 29 de noviembre de 2015
Tu voto cuenta-Elecciones 20 de diciembre
Se acerca otra vez ese momento en el que toca decidir sobre
cómo queremos ver nuestro país y como queremos vivir: las elecciones generales
del 20 de diciembre.
Pero, ante esta nueva oportunidad, ¿a quién elegir, si el
que dice “la verdad”, miente y el que “no miente”, no dice la verdad? ¿A quién
dar nuestro voto para que nos represente, si no nos vemos representados en
ninguno de ellos?
Entonces aparecen las diferentes ideas, los diferentes
argumentos que respaldan el voto de cada persona, a veces tan a favor de un
partido que no ven la parte mala, la parte de mentira, la cara oculta de cada
uno ellos, que pueden llegar a cegarnos por su gran capacidad de atraer la
atención de la gente y meterse en tu cabeza, pensando lo que ellos piensan. Hay
otro grupo de personas que, sin pensar en si el partido es de derechas o de
izquierdas, vota al que presenta un gobierno o administración que, en ese
momento de su vida, le es favorable, adecuando así si voto a lo que más
necesite en cada momento. Sin embargo, hay otro gran grupo de personas que,
después del largo y costoso proceso histórico que ha llevado conseguir el voto
para toda persona mayor de edad, sin tener en cuenta su sexo, su riqueza o sus
estudios, deciden no votar, basándose en que no tienen tiempo o la política no
les afecta.
Pero, queramos o no, el gobierno del país nos afecta a todos
los ciudadanos que vivimos en él y deberían votar la gran mayoría de personas,
para tener una mayor representación del pueblo en las urnas. Si no es así, si
no se vota, tampoco se puede quejar o ir en contra de aquello que ha salido
ganador, pues se decidió no elegir en su momento.
Por ello son importantes las elecciones, pues gracias a
ellas los ciudadanos pueden hacer ver sus preferencias en cuanto al sistema
político, siendo respetables tanto unas como otras, sin juzgar a la persona por
el voto a un partido en concreto. De esta manera, el poder no recae en una sola
figura, como tanto se ha criticado a la largo de la historia, por lo que se
debe aprovechar esta gran oportunidad de ser oídos por el gobierno mediante
este derecho al sufragio, tan querido y deseado por todos.
miércoles, 28 de octubre de 2015
¿Hay que ser bueno?
¿Ser bueno o no? O mejor dicho, ¿que sean buenos o no?
En algún momento de la vida, toda persona se pregunta si
debería ser bueno con los demás o simplemente hacer lo que uno quiera sin
importarle cómo se sienta el resto.
Y bien, desde el punto de vista de la persona que no sabe
cuál de las dos opciones elegir, siempre hay una cierta tendencia a elegir ser
libre y hacer lo que uno quiere, sin pensar que la libertad acaba allí donde
empieza la de los demás. Sin embargo, el ser bueno es aparentemente más
difícil, pues implica ayudar, ser amable, apoyar, no ofender, ser sincero, ser
fiel, e incluso, a veces, el ser demasiado bueno puede ser perjudicial porque
las personas abusan o se aprovechan de la bondad de otros.
Pero, todo cambia cuando ves cómo se comportan contigo las
personas que te rodean, y en ese momento, cualquiera quiere que todo el
mundo sea bueno con ella, sin pensar en cómo ha actuado él. Entonces, aquellos
que realmente han sido buenos con el resto, recibirán lo mismo a cambio, obteniendo
lo que se merecen por su comportamiento y actitud, por la sensatez de no
ofender a los demás con sus actos. Por el contrario, todo aquel no ha actuado
como debería, aquel al que nada le importa por encima de él mismo y de sus
experiencias y deseos, nada puede esperar de las personas que hay a su
alrededor, a las que no ha respetado, no ha escuchado, ha ofendido, ha provocado su malestar; de
todas ellas, nunca deberá esperar un comportamiento bondadoso o amable, pues no sería merecedor
de él, y por lo tanto no podría sentirse ofendido, aunque deseará que todos
fueran con él lo que él no ha sido con ellos.
A pesar de todo, siempre hay personas que dan todo sin
esperar nada a cambio, sin rencor.
Todo aquello que recibes, es, sin lugar a dudas, aquello que
das, tanto para bien como para mal. Por ello, deberíamos plantearnos esta
pregunta más a menudo, pero no pensando en cómo actuar, sino centrándonos en saber cómo queremos que
los demás sean con nosotros, y lo que ellos nos demuestren, será devuelto en
igual medida.
En conclusión: no hagas nunca lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
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